El príncipe pasea por la Rambla de Girona para comprar dulces
diciembre 12, 2009
Aprovechó para tomar un café en el bar El Sol y saludó a la policía y a los vecinos en la plaza del Vi.

La jornada del Príncipe de Asturias y de Girona comenzó donde había terminado la noche anterior: en el hotel de Girona donde había dormido. El heredero de la corona salió a primera hora de la mañana a pasear por la Rambla. Alrededor de las diez y media de la mañana, se detuvo en la Argenteria, entró en La Xixonenca y aprovechó para comprar unos dulces para sus hijas, según confesó después.

Antes de dirigirse al Parque Tecnológico, donde se celebraba la primera reunión del patronato de la Fundación, Felipe también se acercó a la Plaza del Vi. Aunque era un paseo tranquilo, su paso fue levantando expectación. Dos metros de Alteza Real no pasan desapercibidos tan fácilmente. El primer ciudadano que se acercó  a Felipe de Borbón fue uno de los agentes municipales que habitualmente hacen guardia en la puerta del Ayuntamiento de Girona. Acompañado por un conocido, le dio la mano e intercambiaron unas palabras. También quiso saludar a un empleado de Correos que estaba en plena tarea de reparto de cartas.