El proyecto AmplificARTE ha sido reconocido en los Premios Magisterio 2023, celebrados este miércoles en CaixaForum Madrid en una gala conducida por el presentador Carlos Sobera. La Directora de Programas Educativos de la Fundación Princesa de Girona, Sandra Camós y el responsable del grupo de educación de la Fundación, Luis Carvajal agradecieron este reconocimiento cuando todavía no se ha cumplido el primer año de vida del proyecto. AmplificARTE une música y educación para trabajar los valores y el bienestar emocional de los jóvenes. Más de 16.000 jóvenes ya conocen esta iniciativa impulsada por la Fundación Princesa de Girona y Art House Academy.
Además de AmplificARTE, fueron premiadas distintas iniciativas relativamente recientes, como The Circular Lab, el Centro de Innovación de Ecoembes, en marcha desde 2017; Enlighted, la conferencia mundial sobre educación, tecnología e innovación, impulsada por Fundación Telefónica, IE University, South Summit y Fundación «la Caixa», que celebró su sexta edición el pasado mes de octubre; las Aulas de Tecnología Aplicada para el alumnado de Formación Profesional (AtecA), impulsadas por HP, el Programa Unidiversidad, desarrollado por la Dirección de Programas con Universidades y Promoción del Talento Joven de Fundación ONCE para facilitar la inclusión en la educación superior de jóvenes con discapacidad intelectual, con siete años de existencia; la Asociación de Madres y Padres por la Disforia Acelerada (Amanda), surgida en 2021, o el proyecto Erasmus Plus History Lab for Civil Engagement, coordinado por la Universidad de Murcia en colaboración con las universidades de Oporto, Bolonia, Amsterdam, Malmö y Helsinki, en marcha también desde 2021, que se alzó con la Mención Especial Docente para los investigadores Juan Ramón Moreno y Cosme J. Gómez Carrasco.
Junto a ellas, se valoraron otras, más incipientes todavía, como es el caso de la Red Nacional de Escuelas Rurales de Mórula Asociación Educativa, con un año de existencia; la Fundación Clicollege, también con un año de existencia. En todas ellas se tuvo en cuenta la gran potencialidad de las propuestas.
Cuidar del presente
Pero no toda la noche giró en torno a lo nuevo. Entre los premiados, también la empresa juguetera Miniland Group, que el año pasado cumplía 60 años y tres décadas con el foco puesto en los juguetes educativos. Como manifestó el profesor de Filosofía y vicedirector del IES «Rosalía de Castro» de Santiago de Compostela, Javier Turnes, al recoger la Mención Especial Centro Educativo a ese «microcosmos» que es el Rosalía, ubicado en un edificio con 400 años de historia, la idea es «No fascinarse demasiado con lo nuevo y cuidar del presente».
En la misma línea se manifestó el maestro, pedagogo y filósofo Gregorio Luri, premio de honor Magisterio-Universidad Europea a la reflexión, el cambio y la innovación de la educación en España y América Latina. Para Luri, que habló de los maestros como «supermanes decididos en mostrar la salida de la miseria» y aseveró que la relación pedagógica fundamental, el cara a cara entre maestro y alumno podrá tener «complementos», pero no «sustitutos».
También los premios reconocieron la trayectoria de la Revista de Occidente, fundada en julio de 1923 por José Ortega y Gasset y Fernando Vela. En su centenario, la directora general de la Fundación Ortega-Marañón, Lucía Salas reivindicaba el binomio cultura-educación, subrayaba la necesidad de seguir trabajando con «la memoria del pasado, los pies en el presente y la mirada en el futuro» y deseaba larga vida a las revistas.
El foco en la IA generativa
Hablar de modernidad en nuestros días es hablar de Inteligencia Artificial. Por ello, la conferencia inaugural, a cargo del responsable de IA y Datos en Telefónica, Richard Benjamins, versó sobre la misma. En concreto, sobre su uso ético en educación. Benjamins planteó la posibilidad de convertir la amenaza en oportunidad, sin eludir la existencia de riesgos, como las «alucinaciones» de la IA generativa, que «se lo inventa todo» y requiere un conocimiento previo para discernir qué es cierto y qué no en lo que nos devuelve; o los riesgos sobre la privacidad; o los sesgos y discriminaciones que la lastran, como cuando se emplearon los algoritmos en el Reino Unido para evaluar a los alumnos antes de acceder a la universidad y estos «castigaron» a los alumnos de los barrios pobres.
En pleno proceso de regulación de la IA, Benjamins introdujo la necesidad de autorregulación (en las empresas, en los centros educativos) y de un reto no menor: Si ChatGPT hace todo por nosotros, nos volverá vagos y acabaremos necesitando un «gimnasio mental» para tonificar nuestros cerebros.
Dicho esto, concluyó que la interacción de los profesores con los alumnos, con el «barniz humano» que la caracteriza, nunca podrá ser sustituida por la IA.
